"Aquí no hay Negros"
A los 21 empecé a trabajar como diseñadora, por supuesto todas las modelos con las que trabajaba o veía en mis viajes eran blancas, pero a finales de los ochenta, principio de los noventa, fue precisamente en una pasarela, que de repente me quedé igual de petrificada que en Paris el día del motorista años atrás, pero no fue un negro en moto lo que vi, sino la modelo más impresionante que había visto en mi vida, parecía irreal, había algo de magia, de fuerza, de misterio, de rabia, de belleza pura y salvaje, era Naomi Campbell, y no fui solo yo, porque un silencio recorrió a todo el público y recuerdo que al salir nadie comentaba la propuesta del diseñador, sino la belleza salvaje de aquella modelo.
Con este escueto bagaje de negritud aterricé yo, ya muy avanzados los 90, casi entrando en el siglo 21, en la Republica Dominicana. Sobra decir que iba yo por la calle en estado de plenitud, mirando a diestra y siniestra toda aquella belleza que me rodeaba. Nunca había visto tanta gente negra, me parecía algo extremadamente bello y exótico.
Mientras buscaba trabajo como diseñadora de moda, encontré un puesto como ilustradora en una editorial de renombre internacional, me habían encargado varios dibujos con títulos en plan: dibujar niños jugando en el patio del colegio, dibujar niños en clase, una mata de arroz, etc. Lo de la mata de arroz fue lo más difícil, ya que yo, en toda mi vida, solo había visto el arroz en bolsa y en el supermercado, pero con los demás dibujos me fajé, dibujé todos esos niños tal y como los había visto por la calle, multicolores, con trencitas llenas de bolitas y cabellos rizados, recuerdo que a la profesora no pude evitar dibujarla como una negra elegantísima tal vez un poco demasiado para estar en el cole (ilustradora de moda al fin), aún recuerdo la cara de espanto del director de arte, el pobre era buena gente, pero aquello debió superar sus límites, aunque fue bastante amable cuando me dijo: Sara, estos dibujos no sirven, estos libros son para colegios privados, los niños no llevan bolitas en el pelo, ni llevan el pelo rizado, date cuenta que aquí somos trigueños, indiecitos, pero aquí no hay negros.
Veinte años han pasado, y todos y cada uno de ellos los he dedicado al mundo de la moda dentro y fuera de Republica Dominicana, y he trabajado en moda, publicidad y mercadeo en cuatro continentes, lo cual, obviamente me ha dado una perspectiva muy amplia.
Todos, sea cual sea nuestra cultura, nos sentimos atraídos por lo opuesto, por lo que para nosotros es diferente, nuevo, original, es algo absolutamente comprensible.
En el primer casting en el que participé en 1999, cuando ya habían pasado todos los chicos y vi que terminaba la selección, le pregunté al encargado; ¿Ahora vienen los negros?, él pensó que era una broma mía, pero lo preguntaba totalmente en serio. Pero no, no había negros. Afortunadamente hoy, eso ha cambiado bastante. He dicho bastante, no suficiente.
Es por eso que los extranjeros de las agencias vienen aRepública Dominicanabuscando la belleza que allá les falta, y obviamente alucinan con la fuente de belleza que se encuentra en esta isla, y no, no somos culpables de no verla, o de verla poco, o de no apreciarla, no es que la gente aquí no vea la belleza de la raza negra, yo creo que si la ven, lo que yo creo que ocurre es que las conotaciones son muy diferentes a las de la belleza negra en Europa. Y aquí, lamentablemente, hoy por hoy, lo negro no vende. Y ya lo decía un viejo erengue: “blanco corriendo, deportista. negro corriendo, ladrón”.
Pero seamos optimistas, esto ha cambiado, y mucho, cada vez hay más negros en los casting, en las pasarelas, en los anuncios y bueno hasta en la Casa Blanca, y ahora que hasta Jlo ha cambiado al flaco por un moreno pelotero, si que hay esperanzas, pero el cambio no puede ser superficial, no es una cuestión estética, el cambio pasa por que todos esos factores de pobreza cambien, por que toda la sociedad tenga las mismas oportunidades, por la educación, déjenme repetirlo, POR LA EDUCACIÓN, cuando haya más negros en la política, en los bancos, en las ofi cinas, cuando la mitad de las comunicadoras sean negras, cuando vayas al medico y te atiendan negros (no solo el conductor de la ambulancia si no también el cirujano) cuando las universidades públicas y privadas tengan en igual porcentaje gente de todos los colores. Y ojo, que no me estoy refi riendo solo a esta isla, hablo globalmente. Solo entonces, este discurso de pieles y colores dejará de tener sentido, y se buscará simplemente la belleza sin connotaciones socioculturales.