El niño lindo de la escena alternativa.
Cuando el video de Mi Prima Tecata se hizo viral en el 2015, nadie se imaginó lo que vendría. Quizás viste el video, grabado verticalmente y en una sola toma, compartido en Facebook o en los speakers de un celular en algún coro. Se regó la voz. “Loco, necesito más”, comentó alguien. Otro posteó los acordes, por si alguien quería hacerle un cover. “Me enseñaron esto hace poco y estaba muerta de risa hasta que entendí el mensaje, muy buena canción y manera de escribir. Me ha encantado”, dijo otra. Sin saberlo y con cada share y cada replay, nos montamos en un viaje que no se detendría hasta el infinito.
Riccie se ha posicionado como el niño lindo de la música contemporánea dominicana, que de unos buenos años para acá ha dejado de mirar hacia afuera y ha encontrado inspiración y aplauso en lo autóctono, reclamando la herencia sonora y lírica del mestizaje, porque desde que llegó Colón aquí todos somos viralatas. ¿Para qué negarlo? La colonización que nos ha traído tantos dolores, nos dió también los colores con los que pintan canciones artistas como Riccie. Con su background punk y metalero, palpable especialmente en la energía de sus conciertos, dice que su música sigue siendo rock. Al poner en el centro de los acordes experiencias tan rotundamente dominicanas como el dengue y los mosquiteros, los amores de colegio o el merengue, sale del molde de lo fácilmente categorizable. Como la dominicanidad misma, definirla sería limitarla.
Riccie, de 27 años, está haciendo música desde antes de terminar de mudar los dientes. La primera vez que lo escuché fue en un show de la banda hardcore Chiget en el 2007. Lo volví a ver cuando trabajaba en su estudio musical, construído por el mismo en el techo de su hogar materno. Ahí tuvo la oportunidad de experimentar con nuevas sonoridades, trabajando en los proyectos de los músicos que se acercaron al estudio.
La música siempre ha estado en el centro de la vida de Riccie: antes de ser una estrella local, era gestor cultural -las fiestas y conciertos en el patio de su casa cuentan como actos de construcción cultural y comunitaria productor musical y multi instrumentalista: “compraba instrumentos y equipos sin saber usarlos, y me sentaba en el estudio a pincharlos y a sacarles sonidos hasta que por fin le llegaba”, nos dice, sin vergüenza.
Con esa ética de trabajo bien DIY (do it yourself), una actitud de “vamo’ arriba”, y una guagua cargada de colaboradores jóvenes y talentosos fueron lanzados simultáneamente el EP y el vídeo de Viaje al Infinito, que ya suma 15,000 oyentes mensuales solo en Spotify y más de un millón de visualizaciones en el canal de Youtube.
Han sido buenos años para Riccie: cerró el 2017 con más de 30 shows por todo el país y una gira de 10 conciertos por Colombia, y arrancó el 2018 llevándose a casa el Premio Soberano a Mejor Artista de Música Alternativa. ¿Nada mal, verdad?
BITZ:
¿Qué viene ahora? ¿Se acabó ya el viaje?
riccie: ¡Aún no nos desmontamos! Estamos trabajando en el próximo material audiovisual, no puedo hablar mucho de eso pero se está cocinando. Yo no me sé aguantar, así que pronto sabrán. Y seguimos con el plan de llevar la música a la gente dominicana con más shows en el interior: tenemos en agenda a Puerto Plata, Moca, La Vega, Punta Cana y La Romana. También hay un concierto el 8 de junio en Nueva York con músicos dominicanos radicados allá, y por todo el mes de julio estaré con La Alucinante Banda de gira por Miami, Nueva York y Boston.
BITZ:
: Me cuentas que estás riorizando las giras por el territorio local. ¿Por qué?
Siento que tengo un compromiso, porque la influencia de los pueblos está muy presente en mis canciones, así que es natural que quiera llevar música al interior del país. Construir una comunidad musical fuerte es una meta de mi carrera y desde el primer momento estoy trabajando en eso. Me gusta mucho la energía que vivimos en los pueblos cuando nos presentamos, la capital tiene lo suyo pero este país es más grande de lo que solemos pensar y hay que conectarse.
Cuando me proyecto al futuro me veo creciendo musicalmente con mi público, que está en todo el territorio nacional. Quisiera también colaborar con talleres para niños y jóvenes en las comunidades, intercambios entre artistas de la ciudad y del interior.
A mi me inspira la gente, y siento que si mi trabajo no les da algo a cambio, estoy robando.
BITZ:
:¿Cómo fue el proceso de hacer el EP Viaje al Infinito? ¿Cómo te decidiste por ese sonido particular?
Hacerlo fue exótico y complejo, cada pieza de las seis que integran el EP tiene algo de mi ser en ellas, y eso no se hubiese logrado sin la producción de Federico López Schaper y los arreglos de Vic Contreras y Sosa Más Nada. Una de las veces que me preguntaron sobre el disco respondí que es como un álbum de fotografías, con colores de la isla, quizás fue una buena respuesta. Hay un viaje por colores de mi isla en las 6 canciones del disco y para quienes han visto los shows en vivo saben que también hay otros mundos que todavía no han salido públicamente como producciones grabadas, pero estamos en eso.